Dando seguimiento al lamentable caso de violencia ocurrido en el sector de Matanzas, Angelina Rodríguez narró desde su hogar cómo vive en constante pánico tras el ataque que sufrió el pasado jueves a manos de su expareja, Manuel Rafael Hernández.
Rodríguez, quien sobrevivió de milagro, asegura que todo comenzó porque se negó a seguir viviendo con él.
Según relató, Hernández llegó a su vivienda en una pasola, la atacó con un arma blanca, y aunque logró bloquear el primer golpe con una almohada, fue rociada con gasolina mientras él le decía:
“Esto es lo que yo te traje”, lanzándole posteriormente un fósforo encendido.
En medio del fuego, y aterrorizada, Angelina recibió dos nuevos ataques con el arma blanca. A pesar de las graves quemaduras y heridas, logró sobrevivir.
16 días de angustia y temor constante
Tras 16 días de este brutal ataque, Rodríguez afirma que vive un verdadero calvario. Su agresor continúa libre, lo que incrementa su temor de que regrese para “terminar lo que empezó”.
La joven madre también expresó su preocupación por su hija de 10 años, quien presenció el ataque y sufre pesadillas constantes debido al trauma.
El dolor de las quemaduras, combinado con el miedo de que él vuelva, no la deja dormir. Mi hija también está afectada. Solo quiero que esto termine y que él pague por lo que hizo”, expresó Angelina.
Exigen justicia
Rosanny Rodríguez, prima de la víctima, ha sido contundente al exigir que Hernández sea apresado. “Esto es un intento de ataque. Quemar a una persona viva de esa manera no puede quedar impune”, afirmó.
La familia de Angelina hace un llamado a las autoridades para que actúen de inmediato y eviten que este caso termine en tragedia.
“Es inaceptable que un agresor de esta magnitud siga en libertad, poniendo en peligro no solo la vida de mi prima, sino la de su hija y la comunidad”, agregó Rosanny.
La realidad de la víctima
Actualmente, Angelina no solo enfrenta el trauma psicológico, sino también el dolor físico de las quemaduras y las heridas recibidas. “No puedo comer bien, no puedo moverme como antes, y el miedo no me deja tranquila”, confesó.
Este caso vuelve a poner en evidencia la urgencia de fortalecer las políticas de protección a las mujeres víctimas de violencia y garantizar que los agresores no queden impunes.
Las autoridades han prometido continuar las investigaciones, mientras que la comunidad de Matanzas y la familia de Angelina siguen clamando justicia y protección para ella y su hija.
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